Radiología pediátrica
El área de la radiología pediátrica es relativamente nueva en las imágenes diagnósticas, y en la actualidad es de gran importancia en la práctica diaria de cada institución. El número de profesionales que se dedican a este campo es reducido, al compararlo con otras subespecialidades, y por esto se realizan esfuerzos en la divulgación de información acerca de la aplicación de protocolos de adquisición de imágenes en la población pediátrica.La doctora Dolores Bustelo, radióloga brasileña que se dedica a la práctica en el área de la radiología pediátrica, nos introduce a los retos que en la actualidad enfrenta la subespecialidad.
Antes, y por mucho tiempo, se consideraba al paciente pediátrico como un adulto pequeño, y los protocolos de adquisición de imagen se aplicaban de manera similar, adaptando algunos factores al peso del niño. Sin embargo, la preocupación que se creó ante la demostración de los efectos secundarios de la radiación y la gran susceptibilidad de los órganos del niño a estos, ha despertado el interés en este campo; por ello, se han generado múltiples investigaciones científicas y adelantos tecnológicos, con el fin de disminuir los riesgos de la población infantil al ser expuesta a dosis altas e innecesarias de radiación.
Luego del advenimiento de las diferentes modalidades de imágenes diagnósticas, y en especial de la tomografía computada multicorte, se generó la necesidad de crear protocolos especiales para este grupo. Entraron a considerarse factores como la edad, el peso, la talla, la función renal y el área que requiere ser evaluada, con el fin de determinar cuál es el método de imagen de elección para estudiar a cada niño.
En el año 2008 surgió una estrategia mundial, llamada Imagen Gently, la cual se inició en Estados Unidos, y tiene como objetivo principal difundir información acerca de la importancia de la reducción de las dosis de radiación administradas a la población pediátrica, mediante estudios de imágenes diagnósticas. La campaña pretende crear una conciencia colectiva acerca del uso rutinario de medidas de protección radiológica, utilización de protocolos especiales para los niños y desarrollo de tecnología que permita disminuir las dosis administradas por los equipos.
En América Latina, la Sociedad Latinoamericana de Radiología Pediátrica (SLARP) actúa como un ente gestor y de divulgación de estas estrategias, e intenta difundir información a la comunidad médica general. La doctora Bustelo enfatiza las diferencias en las condiciones de práctica médica existentes en la región y la carencia relativa de subespecialistas, principalmente en el área de la radiología pediátrica. Ante esta situación, la mayoría de la población infantil en nuestro medio es valorada y manejada por radiólogos generales, quienes carecen de un entrenamiento especial y muchas veces desconocen la importancia de la utilización de medidas dedicadas de manera exclusiva a la evaluación en los niños. Al respecto, anota: "Además de intentar divulgar lo que hace nuestra sociedad, para que más personas quieran hacer la especialización, lo que esta hace es enseñar radiología pediátrica para los radiólogos generales que hacen los exámenes de los niños".
De la mano del concepto ALARA (As Low As Reasonably Achievable), que propone la utilización de la menor dosis de radiación posible en cada paciente y con cada tipo de estudio, las estrategias de difusión de protocolos de adquisición de imágenes especiales y la utilización de equipos con la tecnología necesaria para administrar bajas dosis, la SLARP intenta colectivizar las costumbres de buena práctica en este campo. El éxito de esta tarea ha sido evidente, ya que en la actualidad es reconocida en el mundo por las demás sociedades, y hace poco se otorgó una mención de reconocimiento como miembros honorarios de la Sociedad Americana de Radiología Pediátrica, por la labor de los doctores Cristian García, de Chile, Antonio Soares de Souza, Pedro A. Daltro y Dolores Bustelo, de Brasil.
Nuevas técnicas de imagen
Es necesario promover la utilización de nuevos métodos de imagen que no emplean radiación, como el ultrasonido y la resonancia magnética (RM). Hoy ambos se posicionan como los de elección en el inicio de estudio de múltiples patologías, como las enfermedades de las vías urinarias, de la vía biliar, del sistema nervioso central y las cardiopatías congénitas, entre otras indicaciones.
La optimización en su uso ha permitido disminuir el número de estudios tomográficos realizados en los niños, y han sido reemplazados por otros métodos de imagen que aportan información igual de útil, como el ultrasonido.
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